I ¿Qué te puedo decir? Hoy fue un día incómodo para mí. Ayer no escribí porque fui a la fiesta de Andrés, estuvo buena, no como esperaba pero al final terminé embriagándome. El cumpleaños se celebró en el patio de su casa, tuvo que esconder las gallinas y amarrar al rabioso (según él) perro que tiene pinta de viejo y cansado, agotado por una vida de maltrato y sufrimientos ¡Qué difícil ser un animal! Rodrigo no asistió y me desanimé por completo, saqué del armario la mejor ropa que tenía con la intención de sorprenderlo pero su padre lo castigó. La fiesta duró hasta la llegada del sol. La cara de mi madre era de otro mundo, ella sabe que su discurso sobre “Costumbres y buenos modales” no sirven en mí, pero su regaño duró hasta que salí rumbo a la universidad. El camino fue duro, mi cabeza golpeaba a cada instante con el vidrio de la ventana de